Tras viajar una semana por el norte de Israel decidí visitar la sagrada ciudad de Jerusalén , justo una semana antes de que Donald Trump sembrara un poco más de discordia y tensión entre árabes y judíos.
Las sensaciones que se sienten en una ciudad tan religiosa son inexorables al ser humano, seas cristiano, musulmán, judío, ateo, budista o agnóstico. Al ser considerada sagrada por las tres grandes religiones monoteístas —judíos, cristianos y musulmanes— paradójicamente la ciudad se ha convertido en objeto de numerosas disputas a lo largo de siglos. Y a día de hoy, desafortunadamente el conflicto sigue vivo.
Cruzar de un lado a otro ( Palestina /Israel ) es cuestión de minutos y el contraste colosal. No me voy a poner a hablar de política, tratar de hacerlo cuando apenas he pasado dos meses en el país me parece atrevido e insensato. Tampoco voy a posicionarme de un lado ni del otro.
Me alojé en casa de David, un judío asentado en Belén, ciudad palestina a 9km de Jerusalén . Tras decidir dejar de practicar el judaísmo ortodoxo , David se movió a la ciudad donde nació Jesús y, a día de hoy, habla árabe perfectamente y la mayoría de sus amigos son musulmanes palestinos. Vivir con David fue una experiencia intensa: celebré un Sabbat (séptimo día de la semana, sagrado en el judaísmo) rodeada de musulmanes con Kipá (pequeña gorra ritual judía). ¡Surrealista! Con él aprendí que entender el conflicto lleva mucho más tiempo del que uno cree.
Por ello, lo único que se me ocurrió es actuar de corazón y hacer lo que me apetecía: impartir clases de yoga a los que creo que lo pueden necesitar y dar a conocer una realidad sin necesidad de decir nada.
Me dirigí a Aida Camp, el campo de refugiados palestinos establecido a principios de los 50. Con casi de 70 años de historia, sus habitantes proceden de distintos pueblos de Israel destruidos en las guerras del 1948 y 1967.
Las condiciones de los colegios nada tienen que ver con los colegios israelíes. Por eso, junto a Murad, director del centro Alrowwad Cultural , armamos esta clase y este vídeo . Y ellos, los niños, lo agradecieron muchísimo, casi tanto como yo.
Una construcción casi imposible, una enorme esfera dorada y futurista de más de veinte metros de altura fue la encargada de recibirme. El Matrimandir
, edificio que parece sacado de una película de ciencia ficción, es el “alma de la ciudad” y el centro de meditación
de los aurovilianos.
Para entrar debes pedir número, hacer cola y seguir el ritual: ponerte unos calcetines blancos, mantenerte en completo silencio y andar pausadamente. La ascensión a la planta superior se realiza mediante dos rampas blancas con barandillas de cristal, el ambiente es de un tono anaranjado y la gente demasiado seria. ¡Creía que en cualquier momento iba a ser abducida! La cámara interna, de mármol blanco, posee un globo de cristal atravesado por un rayo de sol que baja desde el techo, golpea el cristal y provee de un tono azulado a toda la sala. Allí tuve que meditar –más bien flipar- durante 15 minutos.
" Auroville quiere ser una ciudad universal donde hombres y mujeres de todos los países sean capaces de vivir en paz y en progresiva armonía, por encima de todo credo, política y nacionalidad. El propósito de Auroville es lograr la unidad humana ."
Éstas son las palabras de la francesa Mirra Alfassa , más conocida como “ La Madre ”, quien gracias a las enseñanzas de su compañero y maestro espiritual Sri Auribundo , ideó y dio forma al proyecto de Auroville , ciudad internacional dedicada a la unidad humana.
Auroville , ubicada a 10 kilómetros de Pondicherry ( Tamil Nadu, India ), se fundó en 1968 en un territorio cedido por la India para desarrollar un experimento social: la creación de una ciudad en sintonía con la naturaleza, donde desarrollarse como persona, vivir con respeto desde una perspectiva humanista y espiritual, sin propiedad ni posesión, donde el dinero no fuera lo más importante.
A día de hoy, no sé qué queda de todo ello.
Auroville está planificada para albergar a 50.000 personas, aunque de momento sólo viven unas 2.200, provenientes de unos 47 países (en su mayoría franceses y alemanes). Su diseño tiene forma de galaxia espiral y está constituida por cuatro sectores (zona internacional, cultural, industrial y residencial). Todo muy moderno, por eso no es de extrañar que mientras paseas por sus caminos frondosos florezcan construcciones parecidas a naves espaciales y residencias de ovnis. Pero la premisa fundamental, para los habitantes de las naves y para los que residen en granjas más humildes, es convivir en una eco-ciudad. Conceptos tan “eco” como sostenibilidad, agricultura orgánica, energías renovables, reciclaje y técnicas agroforestales forman parte del día a día de los aurovillenses . De hecho, la ciudad, que en su origen era un terreno semi-desértico, ha obtenido ya elogios a nivel internacional por su trabajo medioambiental.
Todos estos logros, sin duda, se deben admirar, “ Madre ”- como dirían los aurovillenses - estaría orgullosa. Me parece asombrosa la filosofía de eco-vida, la búsqueda espiritual y la renuncia a lo material, pero bajo mi punto de vista hay muchas paradojas, tantas que incluso he llegado a plantearme que estoy en un club selecto.
Esta mañana, sin ir más lejos, he ido a la piscina y me han pedido 5 euros por la entrada. ¿Cómo? ¿Cinco euros en la India? Eso es una barbaridad, por mucho que se deba contribuir a la comunidad. Además, en dicha piscina sólo había occidentales, no he visto ni un solo indio. Tampoco los he visto en las urbanizaciones de casas enormes y lujosas, sólo los he visto trabajar en los puestos más duros, tales como construcción, limpieza y jardinería… Auroville vive del trabajo de los lugareños, me gustaría saber cómo se las arreglarían sin ellos. Aunque la ciudad vende a precios casi occidentales (cafés y croissants exquisitos, por ejemplo) paga con salarios indios, miserables.
Algo también que me sorprende de Auroville
son sus requisitos para entrar a formar parte del proyecto. No cualquier persona puede hacerlo, para ello debes pasar un proceso de varios años, siendo antes voluntario, y demostrar que eres capaz de mantenerte y de pagar un sitio donde dormir. ¿Acaso “ Madre
” no decía que sería un lugar donde el dinero no primaría? Da la sensación de que no quieren hablar de dinero pero se pasan el día hablando de él
. Pongo un par de ejemplos. Los voluntarios de Auroville
deben pagar un mínimo de 150 rupias al día (2’5€) para trabajar 6 horas en cualquier granja o proyecto. Pagar por trabajar, ¿un poco vergonzoso, no? Y otra es que el dinero generado en Auroville
debe quedarse en Auroville
. Es decir, alguien que vende mermelada está obligado a gastar, como mínimo, el 50% de sus ganancias en la comunidad.
Dólares (o rupias) a parte, sigo con mis dudas.
Para ser aurovillense debes practicar el yoga integral con el objetivo de meditar por el bien de la humanidad. Por lo tanto, alguien que se niegue a practicarlo será excluido de la comunidad. ¿Es eso una ciudad universal y tolerante?
“ Madre ” habla también de la supresión de la religión.
“Reemplazamos la religión por la vida espiritual, pues ésta es mucho más verdadera, más profunda y más alta; es decir, más cercana al Divino. El Divino está en todo y en cada cosa, pero no somos conscientes de ello. Este es el inmenso progreso que los hombres deben hacer”.
¿Qué es el Divino? ¿Acaso no es el culto a una divinidad o fuerza superior? Y si no creo en el Divino ¿qué pasa?
Me centro ahora en el quinto punto de los documentos que rigen la vida en la ciudad.
“ La Tierra entera debe prepararse para el advenimiento de la nueva especie ”.
¿Son los habitantes de Auroville los predecesores del Super Hombre? ¿Es una secta New Age ? ¿Les han lavado la cabeza? ¿Son seres con una consciencia superior, una vibración más elevada?
Demasiadas dudas, demasiadas conclusiones. Y tal vez, demasiados aurovilianos .
Aquí encontramos al hippie que, en los años 70, vino en busca de un refugio y que su único ideal es vivir en una cabaña rodeado de naturaleza. También está el adinerado occidental que, cansado del estrés de la ciudad, viene en busca de un resort espiritual, con todas sus comodidades. Por otra parte, el ecologista interesado en la sostenibilidad y en una vida alternativa. Y, como en todos lados, seguramente también exista una mano negra que pretende lucrarse de todo el proyecto.
Sea como sea, Auroville es un experimento donde, para bien o para mal, conviven personas distintas, de todo el mundo, bajo un mismo ideal. Unos lo llaman secta , otros lo consideran una utopía realizada … ¿Tu qué piensas?
A lo largo de la historia el baño de vapor ha estado presente en varias culturas del mundo y se ha usado como terapia, ritual o tratamiento preventivo. Producir sudor es una práctica ancestralmente reconocida por sus profundos beneficios y el temazcal es posiblemente el modo más curioso de hacerlo por el significado que esconde.
El temazcal, o inipi , representa el vientre de la madre, el diálogo íntimo con la tierra, el morir para volver a nacer. Un oscuro agujero que supone adentrarse en un proceso de curación, donde lo primero que tienes que hacer es reconocer tus miedos, síntomas o enfermedades para, más tarde, poder liberarte de ellos.
La curiosidad que me genera esta ceremonia es lo suficientemente fuerte como arrollidarme y dejarme hechizar por la oscuridad, entrando en el útero e iniciando un intenso viaje al interior de mi subconsciente. Un camino, dicen, hacia nuestras verdades más profundas.
Rishikesh , situada a pies del Himalaya , es conocida mundialmente por ser la capital del yoga y porque durante los años 60 recibió la visita de los Beatles , quienes llegaron en busca de un retiro espiritual para practicar y descubrir los secretos del yoga y la meditación trascendental.
Después de pasar unos días de ruta por el caótico Rajastán , me apetecía también un retiro, al menos, silencioso.
¡ Rishikesh allá vamos! Pero antes, el fastidioso trayecto en tren, bus y rickshaw.
Jaipur 5 de la mañana: sale mi tren dirección Delhi , 5 horitas de trayecto sentada y embutida. Llego y hago tiempo a que salga el siguiente tren dirección Haridwar . Me conecto a Internet en la lujosa estación de metro, duermo un rato y espero a las 3 de la tarde, cuando me espera otro apetecible trayecto de 5 horitas en un tren similar al anterior.En Haridwar empieza la búsqueda de hotel y ¡sorpresa! Los precios, además de carísimos, no hacen justicia a lo que veo. Habitaciones putrefactas, pequeñas, sin pintar y con olor a rancio por 15 euros. ¡Un escándalo! Algo que me sorprende es que muchas guest houses aseguran no poder acoger a turistas occidentales. “Not allowed”, afirman. Investigo el tema y descubro que es porque son hoteles reservados para personas religiosas, peregrinos o hinduístas practicantes.
Me conformo con el único en el que me aceptan. Un hotel que huele a colonia brummel y no a incienso como imaginaba.
Cuando idealizas algo, Lonely Planet tiene gran parte de culpa, es lo que pasa. Esperaba encontrar un rinconcito tranquilo, silencioso, envuelto de naturaleza, callejones con encanto llenos de shadús (hombres santos) y peregrinos. Pero no, nada de silencio, aquí el tráfico es tan impertinente como en cualquier otra parte del país y las bocinas suenan tan violentamente como siempre. Si quieres silencio, debes ir a un ashram , como los Beatles. La ciudad está atiborrada de ellos y de escuelas de meditación y yoga. También hay tiendecitas de ropa, joyería y medicina ayurvédica , como en cualquier otro sitio. Las montañas a su alrededor, eso sí, le dan un aire más místico. Al igual que lo hace el sagradísimo río Ganges , que nace de ellas y, por sus juventud, se mantiene limpio, casi transparente. No como sucede en Varanasi, por ejemplo. ¡Argggh!
Pero a la ciudad en sí le falta magia. Las construcciones son antiestéticas y desmejoran el paisaje, demasiados hoteles, demasiados centros de meditación y rafting. Rishikesh es también conocida, fundamentalmente por el turismo nacional, para practicar este deporte. Así, en vez de shadús , es normal cruzarte a muchos indios pijos (es curioso que en cualquier parte del mundo vistan igual: camisa rosa o polo blanco), que vienen a pasar un finde chupi-guay con los amigotes.
He visto lugares en la India mucho más espirituales que la supuesta capital del yoga. Rishikesh , no está mal, pero tiene una fama inmerecida. Y eso, es culpa de los Beatles .
-¿Viajas sola? Esta pregunta, que lleva persiguiéndome durante todos mis viajes en solitario, va acompañada normalmente con un tono de sorpresa o admiración. Otras veces con la expectativa de que muestre cierta vulnerabilidad y mi “Salvador” aparezca tras formularla.
1) Siempre tendrás que justificarte
Da igual si has decidido viajar sola para desconectar, si trabajas online, si esperas a alguien o si este es tu estilo de vida. Siempre, absolutamente siempre, deberás justificarte. La mayoría de las veces creerán que o eres una ‘bohemia/mochilera/ espiritual’ o que estás buscando rollo desesperadamente. Si no encajas en ninguna de las dos anteriores, puede que seas una borde sin amigos.
Aunque afortunadamente esto está cambiando y cada vez son más las personas que entienden que si una mujer viaja sola es porque así lo ha decidido, el estigma social sigue presente y, muchas viajeras, nos sentimos todavía obligadas a dar demasiadas explicaciones.
2) Eres más patosa de lo que creías
No sé qué nos pasa cuando estamos de viaje que nos atrevemos a cualquier cosa. De repente te ves escalando una montaña de 2.000 metros cuando tienes miedos a las alturas, intentas surfear olas gigantescas y terminas haciendo la croqueta en la orilla o te matriculas a un curso de submarinismo entre cuevas y cavernas cuando padeces claustrofobia. Sí, debemos reconocerlo, somos muy lanzadas y hacemos el rídiculo más de una vez. Pero… ¿y las risas que regalamos al contarlo?
3) Descubrirás cosas de tu personalidad que no te gustan
Seguro que has escuchado eso de que viajar sola te ayuda a conocerte. ¡Bingo! Tendrás tanto tiempo y aprenderás tanto sobre tí misma que descubrirás que no eras tan maravillosa o valiente como creías. Durante el viaje te tocará compartir habitación, verte en situaciones incómodas, probar platos con una pinta espantosa, respetar costumbres ajenas, responder preguntas sin sentido y hacerte entender. ¡Qué paciencia!
4) Aunque el desorden y el caos sean tus lemas de vida, al viajar te vuelves organizada
Como por arte de magia, al viajar se activa una parte de tu cerebro que desconocías. No importa que seas la típica que se deja las llaves cada día o que busca el móvil desesperadamente cuando lo tiene en la mano. Aseguro que el pasaporte, el ordenador y la cámara no desaparecen nunca. Al viajar, no te queda otra que aprender a organizarte. Elegir itinerario, reservar una habitación o comprar tickets de tren te obligan a ello. No hace falta que actualices meticulosamente tu Google Calendar cada día, pero verás que aprendes a gestionarte.
5) Eso de “nunca estás sola” es un engaño enorme
Si vas a viajar sola debes prepararte para ello. Claro está que muchos hostales y actividades harán que conozcas a gente increíble, pero si te encuentras mal o te has roto una pierna, te quedarás sola en una habitación con las cortinas más horteras que hayas visto jamás y en la que probablemente el Wiffi deje de funcionar caprichosamente. Estos momentos, aunque te provoque ansiedad sólo imaginarlos, te aportan mucho más de lo que crees. Estar sola, te obliga a reinventarte y a buscar alternativas. Puedes leer, dibujar o hacer el pino en tu habitación, (si tu pierna lo permite).
6) Existe una conexión inexplicable entre la mujer local y la mujer viajera
Sin pretensiones de parecer mística, al viajar sola se generan conexiones sorprendentes con las lugareñas. La curiosidad y el respeto, siempre presentes, contribuyen a que dos mujeres totalmente opuestas, que no hablan siquiera la misma lengua, sientan un entendimiento curiosamente inexplicable. Aunque jamás entiendas cómo puede soportar que su marido tenga otras cinco mujeres y ella tampoco comprenda qué hace una mujer de 30 años, sin hijos, visitando su aldea y tomando fotos como una loca a las cabañas de bambú, existe una comprensión y admiración recíprocas entre ambas. Sabemos lo que es ser mujer, aquí o allá.
7) Hay países en los que, por más que lo intentes, nunca entenderán que exista amistad entre mujer y hombre
Da igual que les dibujes un diagrama, que les enseñes la foto de tu pareja, el anillo de prometida o que les digas que quieres vivir en un convento de clausura. Una mujer que viaja sola y que dedica parte de su tiempo a hablar con un varón, en países como Marruecos, India o Malasia, por citar algunos, sigue viéndose todavía como algo extraño. Yo lo he intentado varias veces y, después de muchas explicaciones, he conseguido que algún colega indio, finamente, me respete y entienda que no busco nada más que una conversación. A veces, aunque nos indignemos con las reacciones recibidas, debemos evitar imponer nuestra manera de entender el mundo, empatizar y respetar más el país que visitamos. Tengamos más paciencia, escuchemos y luego comentamos. ¡Así, todos cambiamos nuestro punto de vista!
8) La intuición y el sentido común son las dos únicas armas que necesitas
Para nosotras plataformas de viaje como “ couchsurfing ” o “work away” se convierten en motivo de estudio. ¿Quién es el anfitrión? ¿Qué pinta tiene? ¿Vive solo o comparte con alguien más? ¿A qué hora debería llegar? Y, mirando nuevamente la foto de su perfil te repites “parece un buen chico, ¿no?” Ese es el único miedo que tenemos al viajar, el miedo ineherente a la mujer. Así que en estos casos sólo necesitas echar mano de tu intuición, como ya estás acostumbrada a hacer en tu vida normal. Jamás irías a casa de un desconocido si te da mala vibra, ¿verdad? Pues tampoco lo haces mientras viajas. Necesitamos aprender a confiar más y, cuando salimos de nuestra zona de confort, nos damos cuenta de que el mundo es un lugar más seguro de lo que nos habían contado. Yo no estigmatizaría a ningún país ni a ninguna religión, aunque lógicamente no se me ocurriría ir en shorts por Arabia Saudí. No pierdas el sentido común, eso es todo.
9) Viajar sola te permite sacar cosas “by the face” y te abre la puerta a situaciones extravagantes
A ver, seamos sinceras, una mujer da más confianza. Si tienes pensado hacer autoestop o intentar dormir por la cara en casa de algún lugareño, lo tendrás más fácil que si viajas con colegas o con tu pareja. Por eso, al viajar sola te pasan cosas maravillosas y la mayoría “by the face”. Te invitan a comer, te ofrecen alojamiento o te guardan el asiento VIP en una boda India. Han sido varias las ocasiones en las que me he visto envuelta en ceremonias totalmente extravagantes. He bailado en una boda en Lombok (Indonesia), he rendido homenaje a John Frum en Tanna (Vanuatu), una isla que cree que este americano llegará con regalos y provisiones de Estados Unidos y he celebrado el Shabbat en territorios palestinos, gracias a un judío poco convencional.
10) Una mujer que viaja sola no es necesariamente una todoterreno
Existen tantas personalidades como mujeres que viajan solas. Con nuestros miedos, inseguridades, intereses y pijadas nos vamos a visitar un lugar y eso no nos convierte en valientes ni atrevidas. Una vez me encontré con una mujer que viajaba con tres maletas enormes, todas ellas llenas de libros. Excentridades varias, tantas como mujeres diferentes. Salir de casa significa solo eso, salir de casa. Lo mismo sucede con viajar. Todas podemos hacerlo, no creas que debes ser intrépida y osada, sólo necesitas una maleta (o tres) y muchas ganas de hacerlo.
No te olvides de los huevos, mi hija” , me dice Odalys mientras me da su libreta de racionamento. Te tienen que dar 14”, afirma señalando la casilla de los huevos.
Odalys nació en el 62 y tiene los mismos años que la Libreta de racionamiento , que se creó para garantizar una cesta de alimentos básicos para todos los cubanos y como imposición en contra de la amenaza “imperialista” de Estados Unidos.
Voy a la tienda del Estado más cercana, pido un paquete de sal y los 14 huevos, a cambio pago 11 pesos de moneda nacional (0’54 €). Se calcula que la libreta del Estado subvenciona el 88% del precio real del producto, muy poco teniendo en cuenta los sueldos insultantes del país, una media de 20 euros al mes.
Apoyar la huelga feminista en España fue necesario, hacerlo en México imprescindible. La magia de Chiapas, sus colores, sus tradiciones y sus mujeres también se empoderaron. Este estado montañoso y de pueblos indígenas se sumó a la semana de la mujer y lo hizo por todo lo alto.
Del 8 al 10 de Marzo, en el caracol de Morelia, una de las cinco sedes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se celebró el " Primer Encuentro Internacional Político, Artístico, Deportivo y Cultural Mujeres que luchan ".
“Los caracoles son las regiones organizativas de los Municipios Autónomos Revolucionarios Zapatistas (MAREZ) y el resultado de muchos años de lucha”- asegura Alejandra, una fiel seguidora del movimiento zapatista. De hecho, ya en el año 1994 el Comité Clandestino Revolucionario Indígena , con apoyo de la población de la zona, anunció que había tomado el control de 38 municipios, aunque no fue hasta el año 2003 que se celebraría la fiesta del nacimiento oficial de 5 Caracoles, integrados por 27 municipios de Chiapas.
“Prohibido entrar hombres” dejaba claro una pancarta de color amarillo sólo llegar al Caracol, ese sería un espacio exclusivo de mujeres, un encuentro de un colectivo que se ha cansado de callar. Mujeres con la dignidad rebelde. Mujeres que hacen ruido, que resisten y se oponen a un sistema capitalista machista y patriarcal.
Alejandra viene de Ciudad de México, es diseñadora gráfica y lesbiana. Va tan equipada para el evento que incluso lleva un pasamontañas para unirse a la causa. “ Vas a pasar un calor”, le digo mientras observo como se lo pone. “Las zapatistas llevan el pasamontañas siempre, tengan o no calor. Es su forma de reivindicar. No quieren que se escuche su rostro, sino que se entiendan sus palabras”, asegura satisfecha.